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Tres sorbos de café T1 E17

Primer Sorbo

… desde ayer vivo con la angustia de haber olvidado al menos la mitad de mi vida… nunca me he considerado un olvidadizo; un distraído a ratos, pero nunca un olvidadizo… todo empezó de la manera más estúpida, como suelen ocurrir las grandes catástrofes… estaba bebiéndome el postrero whisky del deber cumplido luego de un día largo, cuando llamó mi madre… una llamada de esas que hacen las madres sólo para escuchar tu voz y saber que vives, que respiras todavía…

…— ¿y qué hiciste hoy?, me preguntó con su voz de teléfono…

…—nada mami, fui a una entrevista lejísimos, me reuní con algunas personas, fui a un ensayo, estuve escribiendo en la mesa de un café, y ya, me volví a casa… me estaba tomando un whisky cuando llamaste…

…— ¿y ya?, dijo ella… eso se hace en un ratito… ¿qué haces con el resto de tu día?... bueno cuídate, cúbrete que está refrescando… y colgó…

… sentí algo helado recorrer mi espalda… tenía razón… ¿a dónde se fue todo el día?… angustiado recurrí a la aritmética, eso nunca falla, los números fríos siempre tranquilizan… la entrevista duró una hora, -pensé levantando los dedos- , la reunión duró dos, el ensayo otras dos, y estuve en el café como cuarenta minutos… … cinco horas cuarenta, digamos seis… es verdad que aún contando con los dedos, nunca fui bueno con las matemáticas pero las cuentas no cuadraban ni por cerca… yo estuve fuera de casa al menos doce horas… ¿a dónde se fue el resto del día?...

…es decir, yo tenía en la cabeza la cartografía completa de mi día, tenía los puntos de partida y de llegada, recordaba perfectamente los detalles de cada evento: el mal aliento del periodista que me entrevistó, el color del vestido que llevaba Mercedes en la reunión… recuerdo de arriba a abajo el orden de las canciones que toqué en el ensayo, el sabor del café y los ojos bonitos de la mesera que me atendió, recuerdo lo que escribí, y recuerdo que llegué a casa y que me serví un whisky y que llamó mi madre…

… — ¿pero qué pasó en medio?, preguntó la voz tenebrosa que uso para asustarme a mí mismo…

… me di cuenta entonces que había perdido seis horas de mi vida de las que no recordaba casi nada… ¿qué pasa en medio?...

… intenté entonces recordar mi último viaje en avión que fue larguísimo y en el recuerdo salgo de mi casa con una maleta y de inmediato aparezco en Bogotá… de esas largas horas transcurridas entre mi casa y Bogotá no recuerdo un rostro, un gesto, un color, un pensamiento, un evento, algo que hice o que viera hacer… como si alguien le hubiera apretado al control remoto de la vida el botón de adelantar rápido, como si ese lapso de tiempo no hubiera sucedido o como si yo no hubiera sucedido en ese lapso de tiempo… ¿qué pasa en medio?... ¿qué nos pasa en medio?...

… qué tal que en medio de una cosa y otra pasa de largo el amor de tu vida… o qué tal que eres el amor de la vida de alguien, pero ese alguien va transitando entre un punto y el otro y no te ve, no se da cuenta,  y en su recuerdo serás sólo parte de la escenografía, parte de ese limbo extraño y atemporal que recorre entre su casa y su trabajo… ¿serás sólo una mancha borrosa en su memoria, sólo un casi recuerdo?… 

… desde ayer vivo angustiado preguntándome: ¿qué pasa con tanta vida que se nos escapa entre las rendijas de los acontecimientos?, ¿qué pasa en medio? ... y me aterra la brutal certeza de la respuesta que llegará tarde o temprano, ennegrecida por la voz tenebrosa que uso para asustarme:

…—en medio de todo, sólo pasa el olvido…


Segundo Sorbo


… Lara era nuestro monstruo mitológico… así como en la antigua Grecia se mencionaba con espanto el nombre del Kraken o el Minotauro, así resonaba el nombre de Lara en el barrio… como cualquier bestia mitológica que se respete, Lara tenía su guarida en un sitio que sonaba igual de aterrador: Capistrano…

… en aquella época ninguno de nosotros tenía la menor idea de dónde quedaba aquello… éramos criaturas burguesas y suburbanas y nuestro mundo, alcanzaba apenas ocho cuadras a la redonda desde el árbol que era nuestro centro de operaciones…  todo lo demás era extraño, salvaje, lejano y peligroso…

… hubo acontecimientos poco comunes en aquellos días… por alguna razón que no recuerdo, decidimos trasladar nuestras tradicionales cascaritas que tenían lugar a media calle, al mucho más lejano Polvorín que era un picadero de caballos medio abandonado, apenas fuera de los lindes de nuestro territorio…

… allá fuimos a saciar nuestras ansias futboleras y una espesa nube de polvo –el Polvorín hacía honor a su nombre-, nos anunció que la cancha estaba ocupada… los intrusos, supimos después, venían de Capistrano... … en cuanto nos vieron llegar detuvieron su partido y se agruparon… todo indicaba que habría una sangrienta y sobre todo polvosa batalla… muchos empujones, muchos “bríncale”, muchos “chinga a tu madre, la tuya en vinagre”, -tradicional e ingeniosa rima guerrera-, pero al final nadie quiso manchar su prometedora carrera futbolística con la sangre y las entrañas del enemigo, así que se impuso el fair-play y tras complejas negociaciones se organizó un partido… Capistrano vs Paseos del Bosque…

… hubo de todo; patadas, zancadillas, codazos, empujones, pellizcos, piquetes de ojo y escupitajos; o sea, un partido de futbol común y corriente… pero la bomba estalló cuando nuestro goleador conocido como El Flaco, se descolgó solito por la banda y se encaminó velozmente hacia la meta contraria… el portero capistranense entró en pánico y olvidándose completamente del deporte que se jugaba, le propinó un certero jab de derecha… El Flaco cayó hacia atrás, fulminado… la primera sangre había sido derramada y se desató la vorágine… aunque en medio de tanto polvo era difícil saber a quien golpeabas, supongo que ganamos porque de pronto nos vimos dueños del campo y a nuestros rivales en retirada…

…—ya van a ver putitos, les vamos a traer a Lara para que se los madree a todos, dijo uno de ellos en su fuga… 

… lo dijo de tal modo que desde entonces, el temor de que Lara de Capistrano viniera a vengarse de nosotros por haber humillado a sus huestes en la batalla del Polvorín, era un fantasma cotidiano… jugábamos nuestras cascaritas callejeras mirando siempre por encima del hombro, nos metíamos antes de oscurecer alegando mucha tarea, y las reuniones en el árbol se tornaron sombrías… corrían rumores del  Lara pandillero, del Lara sádico, del Lara que arrastraba a sus víctimas en una moto como Aquiles arrastró el cadáver de Héctor el troyano… ¿sería aquella la tarde en que vendría?, ¿nos enfrentaría en grupo o nos iría cazando uno a uno?...

… y por fin, igualito a como aparece el villano en las películas del oeste, se recortó en el horizonte la figura de un motociclista desconocido… era un tipo bastante mayor que cualquiera de nosotros; mentón cuadrado y prognata, unos lentes oscuros que ocultaban una mirada peligrosa, sonrisa ladeada y un diente roto por la mitad… un malo típico…

… no revelaré los extraordinarios acontecimientos que tuvieron lugar entonces… sólo diré que aquella tarde aprendí en pocos minutos, casi todo lo que hay que saber acerca del valor y de la cobardía, de la lealtad y de la traición, del miedo y del coraje, de la solidaridad y de la indiferencia, de la amistad verdadera o fingida… …aquella tarde fundamental en la que nos enfrentamos, cada cual a su manera,  al peor de nuestros miedos… … aquella tarde en que dejamos de ser niños…    


Tercer Sorbo


... ¿qué pensará el miércoles de que le digan ombligo de la semana?... ¿y qué pensará el jueves de que no se lo digan a él siendo a quien, a mi parecer,  le corresponde verdaderamente ese derecho?...

… claro; me dirán ustedes que hay quien tiene el ombligo más arriba o más abajo y puesto así, incluso el martes o el viernes podrían reclamar el título… eso es cierto, pero se trata de ínfimas minorías… pésele a quien le pese, casi todos tenemos el ombligo más o menos en mediecito, así que yo reivindico el derecho del jueves…

… ahora, si consideramos, sin conceder, que el ombligo de la semana sea el miércoles; el viernes que está dos palmos más abajo ¿qué viene a ser?...

… ¿nos atreveríamos a desear a nuestro prójimo feliz coño y/o feliz pito de semana el próximo viernes?... …piénsenlo mejor la próxima vez que digan “miércoles, ombligo de la semana”…

… ¿qué pensarán los días?...


El Poso de Café


... que la espiritual y pacífica hora del café, sea tan sólo interrumpida por los “tamalesoaxaqueñostamalescalientitooos” y otros gratos gritones mañaneros...

… amén…

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